El credo humanista de Thomas Paine, plasmado en su obra «Age of Reason,» es un reflejo de las creencias fundamentales que han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad. Creer en la igualdad del hombre y abogar por la justicia, la misericordia y la felicidad de nuestras semejantes criaturas son principios que han sido sostenidos por filósofos y pensadores a lo largo de miles de años.
El humanismo como corriente filosófica tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde filósofos como Cicerón y Epicuro comenzaron a explorar ideas que promovían la dignidad y la igualdad de los seres humanos. Estas ideas resurgieron en el Renacimiento con figuras notables como Petrarca, Desiderio Erasmo y Michel de Montaigne, quienes defendían la importancia de la razón y el pensamiento crítico en la búsqueda de una vida plena.
Durante la Ilustración, el humanismo experimentó un renacimiento aún más significativo. Pensadores como Voltaire y el Marqués de Condorcet llevaron estos ideales a la esfera pública, abogando por la separación entre la iglesia y el estado y promoviendo la tolerancia y el progreso. Sus escritos influyeron en la formación de los sistemas políticos modernos y en la creación de sociedades más justas y equitativas.
Hoy en día, el humanismo continúa siendo relevante gracias a escritores contemporáneos como Steven Pinker. Estos intelectuales modernos defienden la idea de que los seres humanos tienen la capacidad de tomar medidas para mejorar el mundo que los rodea. Pinker, en particular, argumenta que la razón y la ciencia pueden ayudarnos a superar los desafíos y las adversidades que enfrentamos como sociedad.
En resumen, el credo humanista de Thomas Paine es solo un ejemplo de cómo las creencias en la igualdad, la justicia y la felicidad han perdurado a lo largo de la historia. Desde los filósofos griegos hasta los pensadores modernos como Pinker, el humanismo ha sido una fuerza impulsora que ha moldeado nuestras sociedades y ha inspirado la búsqueda constante de un mundo mejor.