Exploramos el proceso de la percepción humana.
Según Hermann Hesse, la percepción comienza en los receptores de nuestros sentidos que captan la información del mundo exterior.
Sin embargo, gran parte de esta información permanece en un estado no consciente, en una especie de niebla, hasta que llega a la corteza cerebral donde es interpretada por la mente.
En un paseo por el bosque, Hesse se da cuenta de que los árboles y otros elementos del entorno son transformados en ondas electromagnéticas y viajan por el nervio óptico hasta llegar al cerebro.
Allí, son procesados por diferentes estructuras como el tálamo, el hipocampo y la amígdala, antes de ser llevados a la corteza y ser conscientes de ellos.
El autor cuestiona la idea de que solo somos conscientes de la información cuando llega a la corteza cerebral, ya que gran parte de nuestro proceso de percepción ocurre en las estructuras subcorticales y no somos conscientes de ello.
De esta forma, señala que la vida y la soledad se confunden en la niebla de nuestra percepción.
Según Hesse, percibir es interpretar lo que captamos a través de nuestros sentidos y la niebla en la que se encuentra gran parte de la información nos impide conocer realmente al mundo y a los demás.