¿Alguna vez te has encontrado nadando en un mar de papeles y notas, pensando “debería haber una mejor manera de hacer esto”? Bueno, te tengo noticias: la hay, y se llama digitalización. Sí, esa palabra que suena a futuro y a tecnología, pero en realidad, es más sencilla de lo que parece.
Primero, hablemos de herramientas. No necesitas la última tablet del mercado para empezar. Un smartphone o una computadora con una cámara decente es suficiente. Hay un montón de apps que convierten tus fotos de notas escritas a mano en texto digital. Algunas incluso pueden leer tu letra de médico, aunque eso ya es pedir mucho.
Ahora, los procesos o flujos de trabajo. No te asustes con los términos, es solo una forma fancy de decir “cómo hacer las cosas”. Aquí es donde entra el sentido común. Justo después de una reunión o clase, toma cinco minutos para escanear tus notas con la app de tu elección. Hazlo antes de que se te olvide o antes de que la pila de papeles crezca y se convierta en un monstruo.
Pero, aquí viene lo crucial: la consistencia. Este es el ingrediente secreto. No sirve de nada tener las herramientas y saber qué hacer si solo lo haces una vez al mes. Intégralo en tu rutina, como cepillarte los dientes o revisar Instagram. Puede ser cada día al terminar el día o cada semana, dependiendo de tu carga de trabajo.
Hacer el cambio de lo analógico a lo digital puede parecer una montaña al principio, pero una vez que empiezas y lo integras en tu rutina, te preguntarás cómo viviste tanto tiempo en el caos del papel. Además, piensa en todos los árboles que estarás salvando. ¡Eso siempre es un plus!
Así que, ánimo. Saca esa cámara, descarga esa app y comienza tu viaje hacia la eficiencia digital. Tu yo del futuro, con menos papeles y más espacio en el escritorio, te lo agradecerá.