¡Ey, amantes de la lectura! Hoy quiero hablarles de algo que nos toca a todos en algún momento: la manía de compararnos con otros lectores. ¿Cuántas veces te has sentido mal porque ves a alguien terminar un libro tras otro mientras tú apenas avanzas en el tuyo? ¡Tranquilo! La verdad es que la velocidad de lectura y la cantidad de libros que terminamos no son indicadores de nuestro éxito como lectores.
¿Qué es ser un lector exitoso entonces? No se trata de tener una biblioteca repleta de libros leídos o de haber devorado todos los clásicos. Más bien, se trata de cómo esos libros nos han afectado. ¿Te han hecho reflexionar sobre la vida, te han inspirado nuevas ideas, te han llevado a mundos desconocidos? Eso es lo que realmente importa.
Cada uno de nosotros tiene su propio ritmo y estilo de lectura. Algunos devoran libros en días, mientras que otros prefieren saborear cada página durante semanas. Y está bien. La clave está en disfrutar del proceso y dejar que cada libro nos afecte de la manera que mejor nos parezca.
Cuando nos comparamos con otros lectores, corremos el riesgo de perder de vista lo que realmente nos importa: nuestro propio disfrute y enriquecimiento personal. No se trata de competir, sino de disfrutar del viaje literario.
Así que la próxima vez que te sientas mal por no leer tan rápido como tu amigo o no haber terminado tantos libros como tu colega de trabajo, recuerda que ser un buen lector va más allá de las cifras. Celebra tus propias experiencias de lectura, porque al final del día, lo que importa es cómo los libros han tocado tu vida y han moldeado tu forma de ver el mundo. ¡Feliz lectura!