¿Alguna vez has tenido una idea que te hace sentir un cosquilleo en el estómago? Una especie de emoción mezclada con un toque de miedo, ¿verdad? Bueno, según lo que he leído recientemente, eso es exactamente cuando una idea se vuelve realmente emocionante.
Me topé con esta cita: “Una idea empieza a ser interesante cuando te asusta llevarla a su conclusión lógica”, y no puedo evitar pensar en lo cierto que es.
Imagina esto: estás en una reunión de lluvia de ideas con tu equipo, y alguien propone una idea tan radical que hace que todos se queden en silencio por un momento.
En ese instante, sientes ese cosquilleo en el estómago, esa mezcla de emoción y miedo. ¿Por qué? Porque sabes que si sigues esa idea hasta el final, podría cambiarlo todo. Podría desafiar las normas establecidas, romper barreras y abrir nuevas oportunidades.
Pero también podría fracasar estrepitosamente.
¿Y sabes qué? Eso está bien. De hecho, es genial. Porque la verdadera innovación viene de tomar esos riesgos, de seguir esas ideas que te asustan un poco. ¿Qué sería del mundo si todos nos conformáramos con lo seguro y lo conocido?
No tendríamos avances tecnológicos, ni descubrimientos científicos, ni grandes obras de arte.
Claro, no siempre es fácil abrazar la incertidumbre y lanzarse a lo desconocido. Pero es en esos momentos de miedo donde reside el potencial más grande.
La próxima vez que tengas una idea que te haga sentir un poco nervioso, no la descartes tan rápido. Tal vez sea justo lo que necesitas para marcar la diferencia.
Recuerda, las mejores historias comienzan con un poco de miedo y terminan con un montón de coraje.
Atrévete a seguir esas ideas que te asustan. ¡Quién sabe a dónde podrían llevarte!