La primera regla para ser un buen director o administrador, ¡vaya si es importante! No tomar nada como algo personal, esa es la clave.
Sé que suena más fácil de lo que realmente es, pero créeme, es fundamental. Vas a recibir crédito por las cosas, a veces incluso cuando no te lo mereces, y otras veces, te sentirás culpable por cosas que ni siquiera son tu responsabilidad. En esos momentos, tienes que repetirte a ti misma: «No es personal».
En el mundo de la administración, es fácil sentir que todo gira en torno a ti. Pero la verdad es que no es así. Lo que importa es la misión de la organización, el objetivo que todos persiguen. No se trata de lo bien que tú lo estás haciendo, sino de cómo contribuyes al logro de esa misión.
Las organizaciones están llenas de obstáculos y personas que saben cómo interponerse en el camino. Lo que realmente necesitamos son personas que sean expertas en hacer que las cosas sucedan. A veces eso implica salirse del camino tradicional, otras veces significa allanarlo o buscar recursos alternativos. La clave es estar dispuesto a probar cosas nuevas, a tomar riesgos. No te preocupes por hacerlo perfecto desde el principio, eso rara vez sucede. Lo importante es probar, mejorar y seguir adelante.
Y sí, habrá momentos en los que fracases. Pero, de nuevo, no es personal. Levántate, sacúdete el polvo y sigue adelante. La administración es un campo en constante evolución, y aprender de los errores es parte del proceso.
En resumen, ser un administrador exitoso implica recordar que no se trata de ti, sino de la misión de la organización. No tomes nada personalmente, sé valiente para probar cosas nuevas y no temas cometer errores. Al final del día, lo que cuenta es cómo contribuyes al éxito del equipo y la organización en su conjunto.