Entre Sueños y Silencios: Desvelando el Vínculo entre el Autismo y los Misterios del Sueño REM

¿Alguna vez te has preguntado qué pasa por la mente de una persona con autismo? No, no estoy hablando de esa percepción estereotipada que a veces nos venden las películas. Me refiero a la verdadera complejidad, a esas peculiaridades que hacen que su mundo sea único. Y no, no es solo sobre cómo interactúan (o no) con nosotros, sino sobre algo tan cotidiano y vital como el sueño. Sí, has leído bien: el sueño. Pero no cualquier sueño, sino el sueño REM, ese estado mágico donde soñamos y, se supone, recargamos el cerebro para un nuevo día.

Resulta que este proceso no es tan sencillo para las personas con autismo. Imagínate que tu ritmo circadiano, ese reloj interno que te dice cuándo es hora de despertar o de dormir, esté un poco desajustado. Para las personas con autismo, es como si el día y la noche se confundieran, dejándoles en un estado de limbo constante donde los episodios de sueño y vigilia tienen menos definición. Y para añadir más sabor a este enredo, resulta que el sueño REM, sí, ese donde se supone que nuestro cerebro está haciendo una especie de mantenimiento, está en cantidades más escasas. Hablamos de un 30 a 50% menos en comparación con los niños sin autismo. Es como si una parte esencial de su restauración cerebral se quedara en el tintero.

Ahora, ¿esto qué significa? Bueno, el sueño REM tiene un papelón en el desarrollo de nuestras conexiones neuronales. Si ya de por sí el autismo involucra un baile complejo de conexiones más y menos densas en el cerebro, el hecho de que el sueño REM no haga su aparición estelar como debería, nos hace preguntarnos: ¿estamos ante una pieza clave del rompecabezas del autismo?

Pero ojo, que aquí no hay nada escrito en piedra. Si bien la ciencia nos ha dado pistas, todavía estamos en el territorio del “qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?”. ¿Es la falta de sueño REM la que contribuye al autismo, o es el autismo el que altera el sueño REM? Aunque no tenemos todas las respuestas, lo que sí es seguro es que investigar este vínculo abre nuevas puertas no solo para entender el autismo, sino para detectarlo tempranamente. Y quien sabe, quizás en el futuro, este conocimiento se transforme en nuevas formas de acompañamiento para las personas con autismo.

En fin, el autismo sigue siendo ese vasto océano que aún estamos explorando. Pero cada hallazgo, como este del sueño REM, es una ola que nos acerca más a entender sus profundidades. Y mientras tanto, nos queda ser curiosos, empáticos y, sobre todo, abiertos a aprender de las diferencias que, al final del día, nos hacen humanos.

Referencia:

Para aquellos interesados en profundizar sobre este tema, recomiendo el libro “El cerebro autista: Pensando a través del espectro” por Temple Grandin y Richard Panek. Esta obra ofrece una mirada comprensiva hacia el autismo desde la perspectiva de la neurociencia y la experiencia personal, proporcionando valiosas insights sobre cómo las personas con autismo perciben el mundo. Este libro no solo abarca el tema del sueño sino que ofrece una visión amplia sobre el autismo, haciéndolo un recurso invaluable para entender mejor esta condición.