Imagínate dos ciudades separadas por una línea invisible: una es Nogales, Arizona, y la otra es Nogales, Sonora. Ambas comparten el mismo clima, cultura y hasta lazos familiares, pero sus niveles de ingreso son como de mundos distintos. ¿Cómo es posible? La respuesta no está en la geografía ni en los recursos naturales, sino en algo menos tangible pero profundamente poderoso: las instituciones.
Cuando hablamos de instituciones, no nos referimos solo a los edificios del gobierno, sino a las reglas del juego que estructuran nuestra vida económica, política y social. Daron Acemoglu y James A. Robinson, en su libro “Por qué fracasan las naciones”, nos explican cómo estas instituciones pueden ser inclusivas o extractivas. Y este simple pero contundente concepto es la clave para entender por qué unas naciones florecen mientras otras parecen estar atrapadas en un ciclo de pobreza y desigualdad.
Las instituciones inclusivas son como un terreno fértil: garantizan derechos de propiedad, incentivan la innovación y permiten que las personas participen en la economía de manera equitativa. Por ejemplo, Inglaterra durante la Revolución Industrial no solo tenía carbón y hierro, sino también un sistema legal sólido y un parlamento que limitaba el poder de los reyes. Esto permitió que la creatividad y el esfuerzo individual prosperaran.
Por otro lado, las instituciones extractivas son como un terreno lleno de espinas: solo benefician a una élite y dejan al resto de la población al margen. Piensa en Sierra Leona, donde durante décadas los agricultores trabajaron bajo condiciones abusivas, entregando casi todo lo que producían a los líderes locales. Este sistema no deja espacio para la innovación ni para el progreso.
Lo interesante es que el cambio es posible. Corea del Sur es un caso emblemático de cómo un país puede transformar sus instituciones para pasar de la pobreza extrema a convertirse en una potencia económica. ¿Cómo lo lograron? Con educación, industrialización y, sobre todo, instituciones inclusivas que dieron oportunidad a su gente.
Pero no todo es tan sencillo. En países ricos en recursos naturales, como Venezuela, vemos la llamada “maldición de los recursos”. En lugar de ser una ventaja, los recursos terminan alimentando instituciones extractivas que solo benefician a unos pocos. Sin embargo, como muestran Acemoglu y Robinson, el cambio puede darse en “coyunturas críticas”, esos momentos en que el sistema se tambalea y hay oportunidad de reformarlo.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Según los autores, cada uno de nosotros, desde nuestro ámbito, puede contribuir a construir instituciones inclusivas. Es un proceso largo, lleno de desafíos, pero la recompensa es invaluable: sociedades más justas y prósperas para todos.
5 puntos clave al estudiar este tema
1. Diferencia entre instituciones inclusivas y extractivas
• Autor: Daron Acemoglu y James A. Robinson
• Libro: Por qué fracasan las naciones
2. Impacto histórico de las instituciones en el desarrollo económico
• Autor: Douglas North
• Libro: Institutions, Institutional Change, and Economic Performance
3. La “maldición de los recursos naturales”
• Autor: Terry Lynn Karl
• Libro: The Paradox of Plenty: Oil Booms and Petro-States
4. Cómo transformar instituciones extractivas en inclusivas
• Autor: Francis Fukuyama
• Libro: Political Order and Political Decay
5. Coyunturas críticas y su papel en el cambio institucional
• Autor: Jared Diamond
• Libro: Colapso: Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen
Estas referencias no solo enriquecen el entendimiento del tema, sino que también ayudan a conectar teoría y práctica, permitiéndonos aplicar estas ideas al análisis del mundo real.