En este punto, probablemente ya haya recibido el mensaje: ser un buen gerente es el trabajo más importante en cualquier organización. Los directivos tienen las claves del compromiso de los empleados, los resultados del trabajo y el rendimiento de la empresa. Sin embargo, pocos de ellos están a la altura del estándar de liderazgo requerido.
Los mejores directivos proporcionan constantemente tres cosas: dirección, formación y asesoramiento profesional. Definen una visión inspiradora con su equipo, establecen objetivos concretos, dan comentarios sinceros, hacen preguntas e invierten en los sueños de las personas.
Esto muestra la organización CARES. De hecho, CARES es un acrónimo perfecto para lo que hacen los mejores gerentes. Crean una cultura de franquicia a través de la formación y la retroalimentación regulares. Prioran activamente el trabajo más importante. Responden a las ideas y preocupaciones de los empleados. Establecen expectativas claras de comportamiento y resultados. Y apoyan el crecimiento y el desarrollo de los empleados.
De este modo, los grandes directivos crean equipos comprometidos y de alto rendimiento que ofrecen resultados increíbles. Pero no pueden hacer todo por sí mismos. Las organizaciones deben sistematizar su enfoque para hacer de cada uno de sus directivos un excelente. Una buena gestión es una habilidad que se puede aprender que requiere una selección rigurosa, una formación formal, una evaluación coherente y una formación continua.
Las empresas deben recordar que un buen gerente no solo es importante para los empleados. Esta es la base sobre la que se basa el éxito de la organización. Una cultura de directivos fuertes desbloquea el potencial de cada miembro del equipo. Este efecto multiplicador está compuesto para estimular a toda la empresa. Cuando los gerentes ayudan a su gente a ganar, toda la organización gana.