¿Sabes dónde encontrar verdaderos maestros de la motivación intrínseca? En el patio de recreo. Los niños son expertos en demostrar una gran dedicación hacia pequeños objetivos, pero a medida que crecen, su impulso de buscar desafíos y novedades disminuye. ¿Qué sucede con su motivación? Bueno, la ciencia nos dice una historia interesante.
Imagina un experimento en una guardería donde se pide a los niños que hagan un dibujo. A algunos se les promete un certificado por completarlo, mientras que a otros no se les dice nada. Luego, a ambos grupos se les pide que vuelvan a dibujar sin ninguna recompensa prometida. Los niños que recibieron un certificado previamente ya no quieren dibujar, pero los que no obtuvieron ningún reconocimiento especial siguen disfrutando del proceso. ¿Qué ocurrió aquí? El reconocimiento prometido destruyó la motivación intrínseca del primer grupo; aprendieron a dibujar solo por la recompensa.
Este patrón se repite a lo largo de la vida. A medida que crecemos, la sociedad nos programa para buscar motivaciones extrínsecas: «si haces esto, obtendrás aquello». Como niños, nos motiva la curiosidad y el deseo de aprender, pero gradualmente perdemos nuestra motivación intrínseca. Nos obsesionamos con la motivación extrínseca, lo que puede causar problemas graves.
Dos ejemplos ilustran esto. En muchos garajes, a los mecánicos se les promete una bonificación si realizan un cierto número de reparaciones en cierto tiempo. Sin embargo, este incentivo a menudo lleva a reparaciones innecesarias, dañando la confianza de los clientes y la reputación de la empresa. En otro experimento, se ofreció dinero a algunos para resolver un problema, pero la perspectiva de la recompensa obstaculizó su creatividad y prolongó el tiempo de resolución en comparación con los que no esperaban recompensa.
En resumen, la motivación intrínseca es poderosa y natural en los seres humanos, especialmente en los niños. A medida que crecemos, debemos recordar la importancia de cultivar y preservar esta motivación interior en lugar de depender excesivamente de las recompensas externas. Encontrar un equilibrio entre ambas puede ser la clave para mantener nuestra dedicación natural a lo largo de la vida.