La Religión de las Ideologías Modernas: El Ascenso del Pensamiento Político Cuasirreligioso


Las Nuevas «Religiones» del Siglo XX: Ideologías Políticas y su Fanatismo

Vivimos en un mundo donde las ideologías políticas han tomado el lugar de las religiones tradicionales. No es casualidad que en el siglo XX, los movimientos nacionalistas y las revoluciones sociales hayan adoptado un carácter casi religioso. Eric Hoffer ya lo había advertido en su libro «The True Believer», donde señala que estos movimientos políticos funcionan de manera similar a las religiones: tienen sus propias creencias dogmáticas, sus «santos» y «mártires», y una resistencia feroz a cualquier forma de cuestionamiento.

Pensemos en lo que sucedió con los regímenes totalitarios del siglo pasado, como el nazismo y el comunismo. Ambos se rodearon de símbolos y rituales que no tienen nada que envidiar a las procesiones religiosas. Desde la esvástica nazi hasta la hoz y el martillo comunista, estos emblemas se convirtieron en objetos de devoción, cargados de un significado que iba mucho más allá de lo político o lo económico.

Pero no necesitamos ir tan atrás en el tiempo para encontrar ejemplos. Hoy en día, las ideologías políticas siguen siendo una especie de «religión» para muchas personas. ¿Cuántos de nosotros hemos conocido a alguien que defiende su postura política con la misma pasión (y cerrazón) que un devoto religioso? Estas personas están tan arraigadas en sus creencias que cualquier intento de debatir o cuestionar sus ideas es visto casi como una blasfemia.

Uno de los puntos más intrigantes que Bryan Caplan menciona en «El Mito del Votante Racional» es cómo estas creencias políticas a menudo son impermeables a la lógica. Al igual que con las creencias religiosas, los argumentos racionales y las evidencias que contradicen estas creencias simplemente rebotan. En su lugar, muchas veces encontramos que las personas prefieren aferrarse a explicaciones simplistas que les brindan consuelo, como culpar a los extranjeros de los problemas nacionales, en lugar de aceptar teorías más complejas pero realistas, como el Principio de la Ventaja Comparativa en economía.

Es interesante también cómo las ideologías extremistas operan en los márgenes de lo racional, similar a cómo las sectas religiosas se sitúan en los márgenes de las religiones mayoritarias. A veces, lo que parece ser un punto de vista político razonable puede deslizarse rápidamente hacia un extremo irracional si no se cuestiona ni se examina críticamente.

En resumen, las ideologías políticas han reemplazado en muchos casos a la religión en nuestras vidas, convirtiéndose en nuevas «creencias» que nos guían y dividen. Lo preocupante es cómo estas creencias pueden llegar a ser tan dogmáticas y resistentes al cambio como las religiones de antaño. Al final del día, es crucial que mantengamos nuestra capacidad de cuestionar y debatir, no solo para evitar caer en extremismos, sino también para asegurar que nuestras sociedades sigan progresando en lugar de estancarse en dogmas inflexibles.


Referencias:

  • Hoffer, Eric. The True Believer: Thoughts on the Nature of Mass Movements. Harper & Row, 1951.
  • Caplan, Bryan. El Mito del Votante Racional: Por qué las democracias prefieren las malas políticas. INNISFREE, 2015.
  • Orwell, George. 1984. Secker & Warburg, 1949.
  • Fischer, Louis. The Life of Lenin. Weidenfeld and Nicolson, 1964.
  • Orwell, George. Animal Farm. Secker & Warburg, 1945.