Claves para no abandonar la lectura

El eterno dilema de dejar los libros a medias

Si eres de los que tiene una pila de libros sin terminar en la mesita de noche, no estás solo. Abandonar una lectura es más común de lo que parece, y aunque nos duela admitirlo, a veces simplemente no podemos con ciertos libros. Pero, ¿por qué nos pasa esto? ¿Es falta de disciplina, exceso de distracciones o simplemente mala elección?

Cuando el libro no engancha

A todos nos ha pasado: empezamos un libro con entusiasmo, pero después de unas páginas sentimos que no avanza, que la historia no nos atrapa o que los personajes son más planos que una hoja de papel. La lectura, al final del día, es una experiencia emocional, y si un libro no nos genera ninguna reacción, es normal que lo dejemos de lado.

El psicólogo Daniel Willingham, en su libro Why Don’t Students Like School? (2009), explica que el aprendizaje y el disfrute están ligados a la curiosidad y al nivel de desafío adecuado. Si un libro es demasiado predecible o demasiado complicado, es probable que perdamos el interés.

El terror a lo denso y complicado

Algunos libros requieren más esfuerzo mental que otros. Las obras filosóficas, científicas o académicas pueden ser un reto incluso para lectores experimentados. No todos estamos preparados para enfrentarnos a un texto de 600 páginas con términos técnicos y frases interminables.

Aquí entra en juego la teoría de la carga cognitiva de John Sweller, quien en Cognitive Load Theory in Action (2019) explica que nuestro cerebro solo puede procesar cierta cantidad de información a la vez. Si un libro nos abruma con datos o estructuras complicadas, es natural que nos sintamos agotados y prefiramos dejarlo.

La falta de tiempo (o más bien, las distracciones)

Vivimos en una era donde las redes sociales, el streaming y la inmediatez han reducido nuestra capacidad de concentración. ¿Cuántas veces has intentado leer y, sin darte cuenta, terminas revisando el móvil? Según Cal Newport, autor de Deep Work (2016), nuestra atención está fragmentada debido a la sobreexposición digital, lo que hace que actividades como la lectura profunda sean cada vez más difíciles de sostener.

El síndrome del acumulador de libros (Tsundoku)

Comprar libros y no leerlos es un fenómeno real. Nos ilusionamos con la idea de leer, pero al final, los libros terminan acumulando polvo en la estantería. En The Shallows (2010), Nicholas Carr analiza cómo la sobreabundancia de información afecta nuestra capacidad para mantener la atención en tareas prolongadas, como leer un libro entero.

Cuando las expectativas nos juegan en contra

A veces, simplemente elegimos mal. Nos dejamos llevar por una recomendación, la portada o la sinopsis, y al final el libro no es lo que esperábamos. No pasa nada, no todos los libros son para todos. En The Paradox of Choice (2004), Barry Schwartz explica cómo el exceso de opciones puede llevarnos a la insatisfacción y la indecisión, lo que aplica perfectamente a la elección de libros.

Conclusión: ¿Deberíamos sentirnos mal por abandonar un libro?

Definitivamente no. Leer debería ser un placer, no una obligación. Si un libro no nos engancha, no nos aporta o simplemente no es el momento adecuado para leerlo, dejarlo no es un fracaso. La clave está en encontrar lo que realmente nos motiva, en darle prioridad a la lectura sobre las distracciones y en recordar que no hay una manera “correcta” de leer.

La próxima vez que sientas que un libro no es para ti, tal vez sea mejor dejarlo a un lado y buscar otra historia que sí te atrape. Después de todo, la vida es demasiado corta para leer libros que no disfrutamos.