Hoy en día, vivimos en un mundo saturado de opiniones y juicios morales. La moralidad parece estar en todas partes, desde las redes sociales hasta las conversaciones de café, y estamos constantemente divididos en «Ellos» y «Nosotros». Pero, ¿qué nos hace actuar de esta manera? ¿Por qué nuestra sociedad parece obsesionada con juzgar y cancelar a los demás?
Es cierto que la tendencia a dividir el mundo en «Ellos» contra «Nosotros» es inherente a la naturaleza humana. Es un vestigio de nuestros instintos paleolíticos de supervivencia, donde identificar a un grupo «ajeno» podría significar peligro o competencia por recursos limitados. Sin embargo, en el entorno digital que habitamos hoy en día, esta tendencia se agrava. Las redes sociales y la conectividad constante nos han dado una plataforma para expresar nuestras opiniones y juicios de manera instantánea y a menudo impulsiva.
La cultura de la cancelación es un ejemplo claro de cómo nuestra bestia interior puede emerger en línea. Cuando alguien comete un error o tiene una opinión diferente, las redes sociales se convierten en un tribunal moral, y la persona en cuestión es juzgada, condenada y «cancelada» públicamente. Esto puede ser devastador para la vida de alguien, y aunque a menudo se presenta como una lucha por la justicia y la moralidad, a veces parece más una caza de brujas moderna.
La sociedad del victimismo también desempeña un papel importante en esta epidemia de moralidad. Cada uno de nosotros se ve tentado a asumir el papel de la víctima en situaciones conflictivas, lo que nos permite justificar nuestras acciones y demonizar al otro lado. Esta mentalidad de víctima crea divisiones profundas y hace que sea difícil encontrar soluciones a los problemas.
La indignación en las redes sociales es otro síntoma de esta epidemia. Las plataformas de medios sociales se han convertido en campos de batalla morales, donde las personas lanzan acusaciones y juicios a diestra y siniestra. La falta de empatía y la predisposición a la ira pueden alejarnos de la verdadera comprensión y resolución de los problemas.
Entonces, ¿cómo podemos lidiar con esta epidemia de moralidad y evitar que nuestra bestia interior se apodere de nosotros? Primero, debemos reconocer la importancia de la empatía y el entendimiento mutuo. En lugar de etiquetar rápidamente a los demás como «Ellos», debemos esforzarnos por comprender sus perspectivas y experiencias.
Además, debemos ser conscientes de nuestros instintos paleolíticos y de cómo pueden influir en nuestro comportamiento en línea. Tomar un momento para reflexionar antes de reaccionar impulsivamente en las redes sociales puede marcar la diferencia en la forma en que nos relacionamos con los demás.
En resumen, la epidemia de moralidad que enfrentamos en la sociedad actual es un recordatorio de que todos tenemos una bestia interior que puede emerger cuando nos dejamos llevar por nuestros instintos y juicios morales. Sin embargo, podemos contrarrestar esta tendencia siendo conscientes de nuestros propios prejuicios y mostrando empatía hacia los demás. Solo entonces podremos superar la división y el juicio constante que caracteriza a nuestro mundo actual.