¿Cuántas veces te has sentido abrumado por la cantidad de cosas que intentas hacer en la vida? Si eres como la mayoría de nosotros, probablemente demasiadas.
Este frenético ritmo de vida nos lleva al estrés y la infelicidad de manera constante. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que hay una forma de liberarte de este ciclo interminable de tareas y preocupaciones? La clave está en aprender a que “decir que no” a las cosas que nos producen dolor.
En nuestra sociedad obsesionada con el éxito y la productividad, a menudo nos sentimos presionados para hacerlo todo. Nos obsesiona el miedo a desaprovechar oportunidades, conocido como el MDO (Miedo a Desaprovechar una Oportunidad). Pero la verdad es que, sin importar lo que hagamos, siempre habrá oportunidades que dejemos pasar. No podemos tenerlo todo: la carrera profesional perfecta, mucho tiempo para la familia y horas infinitas para disfrutar de nuestras pasiones.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué es lo que realmente queremos que nos importe? ¿Cuáles son nuestras prioridades más importantes en la vida? Una vez que respondamos a estas preguntas, es fundamental aprender a decir que no a todo lo demás. No se trata de ser egoísta, sino de ser selectivos y enfocarnos en lo que verdaderamente nos importa.
Ser implacables en esta elección es esencial. Un ejemplo inspirador es el de Mohamed El-Erian, un multimillonario director de empresa que renunció a su lucrativo empleo para pasar más tiempo con su hija pequeña. Tomó la decisión de que lo que realmente le importaba era su familia, y no se dejó llevar por la presión de una carrera exitosa.
Entonces, ¿cómo podemos aplicar estos consejos en nuestra vida diaria? En primer lugar, olvidemos el MDO y reconozcamos que siempre habrá cosas que dejaremos pasar.
Aprender a decir que no es liberador, nos permite concentrarnos en lo que realmente importa. Además, debemos recordar que la vida no se trata solo de trabajo y éxito profesional; el amor y la vida misma tienen un valor igualmente importante.
En resumen, la clave para una vida menos estresante y más feliz es aprender a que “nos importen un carajo” las cosas que nos producen dolor y centrarnos en lo que realmente queremos que nos importe.
Seamos selectivos, digamos que no cuando sea necesario y vivamos una vida más plena y significativa.