A finales de 2008, alguien que se llamaba a sí mismo Satoshi Nakamoto publicó un enlace a un artículo que habían escrito llamado Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System. A partir de ese momento, la emoción creció en torno a esta misteriosa innovación. Si bien la verdadera identidad de Nakamoto nunca se ha revelado, su invención, la criptomoneda Bitcoin, se ha convertido en un fenómeno.
Bitcoin tiene una teoría matemática compleja e impresionante detrás. Pero en lugar del logro técnico preciso que sustenta la criptomoneda, es el misterio y la emoción lo que impulsa el interés en ella.
El mensaje clave aquí es: El auge de Bitcoin ilustra el poder de la narrativa en la economía.
Si te acercaras a la mayoría de los inversores de Bitcoin y les preguntaras sobre la tecnología detrás de la criptomoneda, como el «árbol de Merkel» o la «Firma Digital de la Curva Elíptica», es probable que te encuentren con miradas en blanco.
En cambio, lo que emociona a la mayoría de los inversores de Bitcoin es la narrativa que lo rodea. Es la promesa de una nueva forma de hacer las cosas, muy alejada de las viejas monedas, mostrando a sus reyes, reinas y presidentes muertos.
En resumen, es la promesa del futuro. Estos inversores creen que si invierten en Bitcoin, tendrán una participación en este futuro, que promete ser vertiginosamente futurista. Con solo comprar la criptomoneda, sienten que estarán entre los iluminados y tecnológicamente astutos, en lugar de quedarse atrás con todos los demás.
Otra idea popular asociada a Bitcoin es la noción de una moneda que está fuera del control de los grandes bancos y gobiernos. Esto apela a una racha anárquica en sus inversores, que creen que estas instituciones se han vuelto corruptas e ineficientes. Y como la moneda no pertenece a ningún país, apela a una idea de internacionalismo. Los «Bitcoiners» se piensan a sí mismos como ciudadanos del mundo inteligentes y orientados al futuro.
Desde el misterioso fundador hasta las complejas matemáticas y la idea de un nuevo mundo futurista encarnado en una moneda, Bitcoin es una historia atractiva. Y sin esta historia, es poco probable que la criptomoneda hubiera tenido un éxito tan contagioso, atrayendo a millones de inversores. Es la ilustración perfecta del poder de la narrativa en el mundo del dinero.