Hay relatos económicos perennes que ocurren una y otra vez.

Un relato económico muy común es el del pánico ante la confianza. A menudo escuchará a periodistas, políticos y economistas hablar de confianza: confianza en las empresas, los bancos y la economía en general. Para que las economías prosperen, la confianza en los demás es esencial.

Al igual que el autor Christopher Booker teoriza que las historias siguen una de las siete tramas básicas, como “trags to riches” o “superar al monstruo”, parece que hay relatos económicos que aparecen una y otra vez.

El mensaje clave aquí es el siguiente: hay relatos económicos duraderos que ocurren una y otra vez.

Así que volvemos a la historia del pánico ante la confianza. ¿De dónde viene esta historia? En Estados Unidos, parece haber habido un pánico financiero en 1857, antes de la Guerra Civil Americana, cuando la idea ganó popularidad. Así, el uso de la palabra pánico para describir las crisis financieras alcanzó su punto álgido después del famoso pánico de 1907, que involucró al famoso banquero J.P. Morgan, que utilizó su propio dinero para ayudar a comprar el sistema bancario.

La otra cara obvia del pánico colectivo es la de la confianza colectiva. La importancia de la confianza como narrativa en desarrollo puede verse en las declaraciones del presidente Calvin Coolidge. Con el objetivo de reforzar la creencia del público en el mercado de valores en la década de 1920, Coolidge haría discursos públicos optimistas sobre el estado de la economía, aunque en realidad las cosas no parecían tan buenas.

Desde estos inicios, el relato del pánico contra la confianza ha seguido siendo parte de la historia económica. Piense en la crisis económica de 2008 – se podría decir que un recuerdo histórico de los pánicos anteriores fue un factor clave.

Una historia relacionada es el colapso del mercado de valores. Fue la caída del mercado de valores de 1929 lo que nos dio la idea del colapso. Antes de ese momento, la expresión “boom and crash” solo se usaba en relación, por ejemplo, con el sonido del trueno o la música dramática de Wagner. Pero el dramático impacto de la crisis de 1929 utilizó la palabra “colapso” para referirse a la caída del mercado de valores.

El relato de la caída del mercado de valores volvió con una venganza en 2007-2009, durante la Gran Recesión. Como en la década de 1920, volvió la idea de que el accidente era el castigo inevitable para un período de especulación imprudente.

Estos relatos, que tienen sus raíces en acontecimientos de larga data, dan forma a los acontecimientos actuales. Si queremos comprender mejor lo que está sucediendo ahora, debemos reconocer que lo que estamos viviendo es a menudo una mutación de una de estas historias perennes.